Con cultivos andinos nos referimos a un gran grupo de especies que se producen ancestralmente en la Quebrada de Humahuaca y la Puna. Podemos dividirlos en:

  1. Cereales andinos, como las distintas variedades de maíces criollos, quinoas, amarantos, que vienen siendo conservados por las comunidades campesinas originarias,
  2. Tubérculos andinos, como las distintas variedades de papa, oca y papa lisa,
  3. Cultivos andinizados, como el haba, la arveja y el trigo.

Muchas variedades se han ido perdiendo, por ejemplo de papa y de maíz. Tenemos como objetivo rescatarlas poniendo en valor comidas que se realizaban con ellas, para que el productor tenga interés en recuperarlas.

En otros casos lo que se ha perdido son extensiones de cultivo en beneficio de unas pocas variedades, las que más se demandan en los mercados, perdiendo de esta manera una biodiversidad que es clave para la restauración de los sistemas productivos adaptados al cambio climático y en pos de la soberanía alimentaria de los pueblos.

Al hablar de cultivos andinos nos referimos también a una forma de llevar a cabo la agricultura que sostiene un modo heredado de relacionarse con la tierra, con las semillas, con el agua y con insumos como el guano, y cuyas prácticas bien podemos llamar agroecológicas.

El Proyecto intenta rescatar y mantener esas prácticas para que no vayan perdiendo terreno ante otra lógica productiva, como ha sucedido con los cultivos hortícolas. Se acompaña a cuarenta familias con asistencia técnica en campo, jornadas de capacitación y la posibilidad de llevar a cabo inversiones a nivel predial para destrabar limitantes productivas, como el acceso a herramientas, equipamiento, semillas y pequeñas obras de captación de agua.

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