Cuando nuestros técnicos salen a recorrer las parcelas de los productores, no sólo asesoran sino que, también, escuchan. Los saberes de los agricultores y agricultoras se vuelcan en la conversación, y lo hacen en la forma de la memoria: de aquella que heredaron de sus mayores y de la que se genera con el trabajo cotidiano junto al surco.

La agroecología no sólo es un destino deseado para nuestra tierra, para sus trabajadores y para los consumidores, sino que es además el recuerdo de una práctica agraria que supieron ejercer nuestros abuelos. Por ello es también un rescate cultural que fortalece la identidad de nuestros campesinos.

En la realización diaria del proyecto “Generación de valor añadido a procesos productivos agroindustriales de las organizaciones rurales de la Quebrada de Humahuaca”, financiado por la Unión Europea, estas ideas dejan de ser principios para convertirse en realidades.

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