Productores de las comunidades de Coctaca, Ocumazo, Calete, Yacoraite y Uquía recibieron semillas para rescatar y multiplicar variedades tradicionales de la región. CAUQUEVA, en el marco del proyecto financiado por la Unión Europea “Generación de valor añadido a procesos productivos agroindustriales de las organizaciones rurales de la Quebrada de Humahuaca (Jujuy, Argentina)”, articuló sus acciones con el Centro Universitario Tilcara/Facultad de Filosofía y Letras y la Facultad de Agronomía, ambas de la Universidad de Buenos Aires.

En el marco del proyecto “Generación de valor añadido a procesos productivos agroindustriales de las organizaciones rurales de la Quebrada de Humahuaca (Jujuy, Argentina)”, financiado por la Unión Europea, una de las acciones que se emprende desde CAUQUEVA es la visita técnica a los productores agropecuarios.

En este acompañamiento técnico se comparte, con las familias agricultoras, una mirada de las parcelas donde se lleva a cabo el desafío de la agroecología. Marcelo Besana, técnico que las realiza, nos sitúa en “una cultura originaria tan agrocéntrica que no se pregunta si una tierra es apta o no para producir alimentos, sino que de alguna manera logra llevar a cabo la agricultura”.

Ramón Humberto Madrigal, el primer anfitrión, hace toda clase de hortalizas en Villa Las Rosas, en la banda enfrentada al bordo Las Peras, Maimará, y nos cuenta que “ahora estamos haciendo los orgánicos en este terreno que después de más de veinte años ha quedado. Lo tradicional acá es la acelga, el apio, el haba, después un poco de todo, hasta lechuga da acá.”.

Nos dice que “hay que ver qué tipo de verdura vamos a poner en esta parte por lo que es salitral, la acelga y el haba combate el salitre, y como dice el técnico hay que meterle abono de chivo, guano, biofertilizante y vamos a ver si con eso tira. Pertenecer a este proyecto nos trae ventajas, nos dan una mano sobre cómo tratar al suelo, cómo producirlo, se consigue el guano a menos precio, es una ayuda buena buena”.

En cada terreno se produce un diálogo de saberes cruzando información, pautando pruebas y comprometiéndose a compartir resultados para que sirvan a otros productores. Así visitamos también a Enrique Choquevilca, en Chicapa. “Hacemos lechuga, cebolla verde, perejil, un poco de remolacha, estamos tratando de hacer ajo”, nos cuenta, “y los inconvenientes que tenemos es el agua, pero este año parece que va a ser mejor”.

Agrega que “estamos tratando de tener otra idea en el campo, riego al goteo, ya no usar mucho químico, hay que buscar la forma y remarla. Este año mis hijos se han quedado a ayudarme por esto de la pandemia, ellos están en la universidad”, nos cuenta lleno de orgullo y Jesús Ramiro Chocobar dice que este oficio “lo aprendí de herencia, me crie con mi abuelo que ya trabajaba la tierra acá mismo”.

Chocobar explica cómo controlar plagas con los mismos insectos que atraen algunas flores, y nos dice que “lo hemos aprendido en el curso que hemos tenido de CAUQUEVA con esos temas de corredores y esas cosas. Antes no, nosotros veíamos un yuyito y ahí nomás, esto para qué. Ahora estamos empezando a dejar así, y estamos planeando a un futuro meter todo por goteo y ya empezar a diversificar, vamos probando”.

Resume que “en agricultura agroecológica la idea es no tirar tanta guita que se vaya en dólar para afuera, y en el otro sentido es bueno cuidar el suelo, ver cómo está fértil, no matarlo, en ese sentido vamos encaminando bien”. Marina Zambrano, por su parte, nos explica que “estamos tratando de proteger la verdura. En esto se previene, el producto orgánico es preventivo, no es curativo, eso tiene que entenderse para poderlo trabajar”.

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